El lavado de pies es uno de los rituales más representativos durante la celebración de la Semana Santa, esta ceremonia se lleva a cabo el Jueves Santo en muchas iglesias del mundo.
Este pasaje representa un momento clave en la vida de Jesús de Nazaret: el instante en que, durante la Última Cena, lavó los pies a sus discípulos.
El acto de lavar los pies tiene varios significados simbólicos dentro del cristianismo:
- Humildad. Jesús, considerado el Hijo de Dios por los cristianos, asumió un gesto de servicio propio de los esclavos. Con ello enseñó que el liderazgo no es poder ni dominio, sino servicio a los demás.
- Amor fraterno. El lavado de pies es una forma de expresar amor y respeto por el prójimo. Jesús pidió a sus seguidores que lo imitaran: que se trataran con dignidad, independientemente de quienes sean social.
- Servicio. El lavado de pies transmite el mensaje de que todos los cristianos deben estar dispuestos a servir a los demás con sencillez, especialmente a los más necesitados.
- Purificación. En un sentido espiritual, lavar los pies también representa limpieza interior, como preparación para vivir en comunidad, en paz y reconciliación.
El lavado de pies se celebra específicamente el Jueves Santo porque forma parte de los pasajes que ocurrieron durante la Última Cena de Jesús con sus discípulos, un día antes de su crucifixión.
Durante la Misa de la Cena del Señor, el sacerdote realiza este rito lavando los pies a 12 personas, que representan a los apóstoles. En muchas iglesias, los seleccionados pueden ser hombres o mujeres de la comunidad, en un gesto de inclusión y unidad.
Este momento marca el inicio del Triduo Pascual, el periodo más importante del calendario cristiano, que abarca el Jueves Santo, el Viernes Santo y culmina con la Vigilia Pascual y el Domingo de Resurrección.
En la actualidad, este acto invita a reflexionar sobre el valor del servicio, la empatía y la solidaridad en un mundo marcado por la desigualdad y la indiferencia.
Incluso el Papa Francisco ha dado un ejemplo significativo, al realizar este rito en cárceles, hospitales y centros de refugiados, lavando los pies de personas de diferentes religiones, nacionalidades y condiciones sociales, reforzando así el mensaje de inclusión y amor universal.
Fuente: Excélsior