Mientras Jeff Bezos y Lauren Sánchez celebran su lujosa boda en Venecia, entre serenatas privadas, vestidos de diseñador y una lista de invitados repleta de celebridades, la ciudad italiana enfrenta una ola de protestas de ciudadanos y colectivos que acusan al magnate de “comprar” un patrimonio cultural que ya sufre por el turismo masivo.
Bajo el lema “No Space for Bezos” (No hay espacio para Bezos), activistas y residentes salieron a manifestarse en contra de los efectos colaterales de este evento, al que señalan por causar el cierre de canales, mayor presencia de controles de seguridad y, según denuncias, la represión de miembros del grupo ecologista Extinction Rebellion. “Venecia no está en venta”, gritaban los manifestantes, exigiendo que se priorice la vida cotidiana de los locales por encima de los intereses millonarios.
El punto culminante de los festejos fue la ceremonia de este viernes, en la isla de San Giorgio Maggiore, donde la pareja, que ya contrajo matrimonio civil en EE.UU. intercambió sus votos frente a figuras como Kim Kardashian, Leonardo DiCaprio, Oprah Winfrey, Ivanka Trump y la reina Rania de Jordania.
El evento ha provocado un fuerte contraste entre el glamour exhibido y el creciente malestar ciudadano por el impacto del turismo de élite en una ciudad que ya lucha contra la saturación turística.