En esta contingencia sanitaria ha vivido emociones fuertes que le han permitido un crecimiento profesional y humano, el cual se ve reflejado en la forma de realizar su trabajo: con amor y cariño al paciente hospitalizado.
Para Zammia Liheh Méndez López, nutricionista del Hospital General Regional (HGR) No. 01, “Morelos”, del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Chihuahua, la pandemia ha representado un reto, una nueva forma de ver y enfrentar la vida.
Con sus 25 años de servicio en la institución, nunca imaginó que en esta contingencia sanitaria su rutina diaria, cambiaría significativamente, hasta convertirla en una persona más fuerte, más humana y más sensible.
Siempre con una enorme sonrisa y un gran optimismo, afirma que: “esta pandemia ha significado tristezas, porque, por protección, nos ha alejado de nuestros seres queridos y lamentablemente hemos perdido compañeros que se extrañan a mares”.
Destaca además que “se ha perdido la libertad que se tenía en el trato directo con el paciente, cuando para mí la cercanía es muy importante: brindar ese apapacho extra, el cual ya no se puede, porque estamos protegidos totalmente y tenemos que tener sana distancia”.
“También ha revolucionado las dietas de los pacientes, sobre todo la de los de atención COVID-19, a quienes les ha aumentado la cantidad de frutas y verduras, y bajado el consumo de alimentos que provengan de la harina y azúcar refinadas; se han incluido cereales como la avena y arroz, e integrado la cantidad de proteína adecuada, que permite una mejor evolución del paciente”.
El trabajo de Zammia es proyectar las dietas para los pacientes hospitalizados en las diferentes áreas (de acuerdo con la instrucción médica girada, conforme al padecimiento de cada uno de ellos), posteriormente ensamblarlas, servirlas y finalmente repartirlas en los horarios establecidos.
Sin embargo, su experiencia le ha permitido dar consuelo y aliento a las personas hospitalizadas. “Yo soy nutrióloga, no soy la psicóloga, no soy la trabajadora social, pero soy parte del equipo de salud y si el paciente me está diciendo: tengo miedo, ¿por qué no darle ánimo?, lo cual hace la diferencia en un trato de calidad”, asegura.
En casa la espera su esposo y sus dos hijos, de 18 y 20 años respectivamente, por lo que no baja la guardia y se esmera en su cuidado personal y en lo que hace. “Amo mi trabajo, lo hago con mucho gusto, no lo cambiaría. Si vuelvo a nacer, vuelvo a elegir ser personal del IMSS”.
Finalmente pidió a la población continuar con las medidas sanitarias. “El virus existe, es real, tenemos que aprender a vivir con esta nueva situación y el personal de salud estamos para apoyar, para servir, ese es nuestro trabajo”, concluyó.