Entre los recordados se encuentran Mark y Tobe, galardonados con medallas por actuaciones destacadas
Como parte de la celebración del 27 de octubre, Día de las Mascotas Fallecidas, la Dirección de Seguridad Pública Municipal (DSPM) montó un altar de muertos a cinco ejemplares caninos del grupo especial k-9 a forma de recordar y agradecer su trabajo en vida.
Mark, Jack, Tobe, Cabo, Max, así como los demás caninos de la corporación, además de ser guardianes, son mascotas que viven con sus familias, razón por la cual decidieron recordar a sus exintegrantes este día en que, según la tradición cada vez más popularizada, el alma de las mascotas regresa a visitar a sus dueños.
Lulú, una hembra K-9, estuvo junto al altar instalado en la Comandancia Norte a manera de guardia y en representación del resto de los ejemplares que aún se encuentran activos, para dar mayor realce al simbólico acto.
Además de las fotos de los fallecidos, los agentes colocaron algunos objetos como las medallas al valor que recibieron Mark y Tobe, el primero por apoyar en septiembre del año 2017 en la Brigada Escudo Auxilio Chihuahua, integrada por 28 policías y bomberos, así como los K9 Mateo, Lodex, Mark y Flash, donde acudieron a Ciudad de México al edificio “Álvaro Obregón 286” donde trabajaron junto a rescatistas de España e Israel buscando personas con vida.
El entrenador de Mark, el policía tercero Edgar Natividad Moreno, recuerda que con su binomio de raza pastor belga mallinois laboró por cuatro años y medio, y conservó un carácter muy dócil hasta el día de su muerte ocurrida un año después de haberlo retirado del servicio.
A la par de la medalla de “Mérito al Valor” grado 3, el Gobierno Muncipal entregó a Mark la medalla “Corazón Púrpura” grado 2 que su manejadora conserva como un gran legado.
Por su parte, Tobe, de acuerdo con palabras de su compañero, el policía Jorge Alberto Valles, quien duró siete años patrullando junto a él, comentó que su compañero binomio sufrió quemaduras cuando neutralizó a un hombre que intentaba causar daños con un tanque de gas encendido al interior de un domicilio, razón por la que se le reconoció con la medalla de “Mérito al Valor”.
El resto de los canes no alcanzaron a ganar alguna distinción especial, sin embargo, su contribución a la seguridad fue tal y se les reconoce con la colocación del altar. Anteriormente se contaba con un espacio físico a manera de panteón canino, pero luego se decidió cremarlos para que sus entrenadores conserven los restos, los cuales sirven además al momento de rendirles el homenaje de despedida.