Como una medida que se une a la decisión de imponer sellos de advertencia a alimentos y bebidas no alcohólicas con alto contenido calórico, el gobierno federal prohibirá la venta y publicidad de alimentos y bebidas con azúcar, sal y alto contenido calórico o con grasa en las escuelas del país de todos los niveles que incluye a preprimarias, primarias, secundarias, preparatorias, institutos tecnológicos y universidades.
Esto incluirá prohibición para chilaquiles, quesadillas, tacos, tacos de canasta, tacos dorados; además de botanas, frituras, cacahuates, pastelitos, galletas, donas, dulces, chocolates, gomitas, chicles, leche y yogurt de sabor, gelatinas, flanes, helados, nieves, paletas de hielo, cereales de caja, bebidas de sabor, bebidas para deportistas, jugos y néctares, entre otros.
Así como todos los productos que se preparen con alimentos o bebidas que tengan etiquetado frontal de advertencia como son: pizzas, hot dog, hamburguesas, banderillas; preparaciones con embutidos como salchichas, chorizo, longaniza, salami; postres caseros, entre otros alimentos.
Se propone vender leche descremada, frutas, verduras, cereales integrales, como amaranto y avena sin azúcar, leguminosas, o alimento de origen animal. Cuando se trata de preparaciones de alimentos y bebidas no alcohólicas “no se deberá añadir azúcar o sal”, esto incluye regulación para cooperativas, comedores, máquinas expendedoras o negocios que vendan a los estudiantes.
El anteproyecto de Lineamientos generales a los que deberán sujetarse la preparación, distribución y expendio de los alimentos y bebidas preparados, procesados y a granel, así como el fomento de los estilos de vida saludables en alimentación, dentro de toda escuela del Sistema Educativo Nacional, está en manos de la Comisión Nacional de Mejora Regulatoria (Conamer), la cual deberá de atender los comentarios de los interesados, para luego aprobarlo y posteriormente publicarse en el Diario Oficial de la Federación.
Cuando entre en vigor las escuelas de todos los niveles tendrán 180 días, seis meses, para ajustar sus menús, según lo establecido en el anteproyecto.
Con información de: El Universal