Tras el arribo de 1 mil 800 indocumentados, de diferentes nacionalidades a la Capital, y a pesar de que todos ellos, quienes viajaban en el tren, bajaron antes de que las autoridades de migración pudieran capturarlos, pues ya los esperaban, hubo quienes no corrieron con la misma suerte, y, de acuerdo con relatos obtenidos por los mismos migrantes en el lugar, durante las “redadas”, fueron víctimas de abuso y golpeados severamente por elementos del INM.
El caso de Andrés, un joven venezolano, quien fue golpeado al grado de fracturarle las rodillas y como consecuencia, en estos momentos está imposibilitado para caminar, por otra parte, una mujer de Colombia declaró que a su hijo, de tan sólo nueve años, lo golpearon, y como coloquialmente se dice “le reventaron” la boca; la madre del menor refirió que se encuentra huyendo de su esposo, quien la agredió con 26 puñaladas, luego de éste haber salido de la cárcel. Ella aseguró que personal del INM le quitó sus documentos, además de haberla despojado de su dinero, al igual que a otros de sus paisanos, a quienes les han quitado desde los 100 hasta los 400 dólares.
Todas estas personas migrantes se encuentran distribuidas en varias colonias de la ciudad de Chihuahua, escondidas en campamentos que han construido para refugiarse durante su paso por México.
Un cubano instaló una tiendita en la cual vende todo tipo de productos como papitas, refrescos, dulces, recargas y, hasta una planta de luz, también ya colocó.
Este campamento se ha convertido ya en una mini ciudad. Aseguraron que su intención es irse de Chihuahua, pues solamente permanecerán en tanto emprenden su camino hacia los Estados Unidos.